Mírzá Yahyá


Mirzá Yahyá hermanastro de Bahá'u'lláh, se hacia llamar Subh-i-Azal (“Amanecer de la Eternidad”) nace en 1839, por lo que tenia 8 años cuando murió su padre Mírzá Buzurg el cual le dejo al cuidado de Bahá`u`lláh, que entonces tenia 22, este le cuido y protegió hasta la mayoría de edad e incluso después cuando acepto la Fe del Báb y comenzaron las persecuciones.

Tras el martirio de el Báb, dudó de su Fe y comenzó a sembrar la duda entre sus seguidores hasta que al verse en peligro se disfrazó de derviche, y comenzó a vagar por las montañas de Mazarán.

Tras el atentado contra la vida del Sháh se ocultó en la provincia de Guilan y posteriormente en Kirmansháh donde entró al servicio de un fabricante de mortajas hasta que Bahá'u'lláh pasó por esta ciudad. Decide seguirle aunque permaneciendo en el anonimato, por lo que Éste le prestó dinero para que, disfrazado de comerciante árabe y portando algunos fardos de algodón, se trasladase a Bagdad.

Tras este periodo de relativa tranquilidad que permitió la reactivación de la comunidad, entró en contacto con Siyyid Muhamad, que había sido rechazado por Baha'u'llah por su conducta indigna, el cual encendió sus celos y, apoyándose en algunos escritos que el Báb había mandado a Yahyá, le instó a declararse como su auténtico sucesor.

De este tiempo aparecen numerosas tablas de Bahá'u'lláh refiriéndose al tema entre las que destacamos este fragmento:

"Los días de las pruebas han llegado ahora. Océanos de di­sensiones y tribulaciones están surgiendo y los Estandartes de la Duda están en cada rincón y esquina, ocupados en despertar el mal y conduciendo a los hombres hacia la perdición... No permi­táis que las voces de algunos soldados de la negación siembren la duda en vuestro medio, ni tampoco os permitáis tomaros desa­tentos hacia Aquel que es la Verdad, puesto que en toda Dispen­sación han surgido tales contiendas. A pesar de todo, Dios esta­blecerá su Fe y manifestará su Luz, aunque los promotores de discordias la detestan... Estad atentos diariamente a la Causa de Dios... Todos somos cautivos de su voluntad. No hay lugar a donde podamos escapar de su influencia. No penséis que la Causa de Dios es una cosa que se puede tomar a la ligera y con la que cualquiera puede saciar sus caprichos. Actualmente, en va­rias regiones, algunas almas han insinuado esta misma asevera­ción. El tiempo se está aproximando en que (...) cada una de esas almas habrá perecido y desaparecido, más aún, se habrá conver­tido en nada, en una cosa olvidada; como el polvo mismo."

Cuando a Baha'u'llah le llega la orden de destierro, Mirza Yahyá le preguntó sobre donde podía ocultarse, a lo que Éste le responde que debería ir a Persia a difundir los escritos de el Báb, lo cual descartó por parecerle demasiado peligroso, por lo que le pidió a Baha'u'llah que hablase con el dueño de un jardín próximo a Bagdad para que le diese refugio. Posteriormente, esta idea también le parecerá arriesgada, por lo que decidió retirarse a la India. Descartando también esta ultima idea, sigue a Baha'u'llah aunque a distancia y con pasaporte falso hasta llegar a Mosul, donde se unió a una caravana.

Una vez en Adrianópolis y celoso del prestigio que su hermanastro acumulaba cada día, decidió eliminarlo, lo cual intentó en tres ocasiones (envenenando el té de Bahá’u’lláh, quedándole a Él, unos dolores muy graves en el costado, envenenando el pozo que surtía agua a la familia, intentando convencer al barbero de la familia, para que degollase a Bahá’u’lláh mientras le afeitaba).

Viendo Baha'u'llah que sus continuas maquinaciones estaban causando división en la comunidad le escribió una tabla en la que declaraba su posición (Tabla de la Causa). Esta le fue leída por su amanuense pidiéndole a continuación una respuesta definitiva.

Con el objeto de dejar que la comunidad decidiera sobre su futuro, Baha'u'llah decide dejar de tener contacto con esta, y se retira con su familia a una casa apartada después de enviar a Mirzá Yahyá la mitad de las reliquias de el Báb(tablas sellos, etc).

Tan solo una ínfima parte de la comunidad opto por seguir a Mírzá Yahyá, por lo que tuvo que desistir de sus propósitos retirándose definitivamente.

Mírzá Yahyá murió en Famagusta, Chipre, y sus seguidores llamados Azalis o Azali Babis es probable que aun existan en poblaciones de Irán y Asia Central.

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