En el trayecto de 'Iráq a la Gran Ciudad, Constantinopla, 'Abdu'l-Ghaffár fue un compañero íntimo y agradable. Sirvió de intérprete a todo el grupo, pues hablaba excelente turco, un idioma en el que ninguno de los amigos era diestro. El viaje llegó pacíficamente a su fin y entonces, en la Gran Ciudad, continuó siendo nuestro compañero y amigo. Lo mismo sucedió en Adrianópolis y también cuando nos acompañó a la ciudad de Haifa como uno de los prisioneros.
Aquí, los opresores tomaron la determinación de enviarle a Chipre. Él estaba aterrorizado y gritaba pidiendo ayuda, pues ansiaba estar con nosotros en la Más Grande Prisión. Cuando le llevaron por la fuerza, desde lo alto del barco se lanzó al mar. Esto no produjo ningún efecto en los brutales funcionarios. Tras sacarlo fuera del agua le retuvieron como prisionero en el barco, sujetándole cruelmente, y llevándoselo por la fuerza a Chipre. Fue encarcelado en Famagusta, pero de una manera u otra consiguió escapar y fue apresuradamente a 'Akká. Aquí, protegiéndose de la maldad de nuestros opresores, se cambió el nombre por el de 'Abdu'lláh. Arropado bajo la amorosa bondad de Bahá'u'lláh, pasó sus días tranquilo y feliz.
Pero al ponerse la Gran Luz del mundo, para brillar para siempre desde el Horizonte Más Luminoso, 'Abdu'l-Ghaffár estaba fuera de sí, presa de la angustia. Ya no tenía hogar. Partió hacia Damasco y allí pasó algún tiempo, encerrado en su tristeza, lamentándose día y noche. Fue debilitándose cada vez más. Enviamos allí a Hájí 'Abbás para que le cuidara y le diera tratamiento y atención, y para que enviara noticias de él todos los días. Pero 'Abdu'l-Ghaffár no hacía más que hablar incesantemente, en todo momento, con su cuidador y decirle cuánto anhelaba seguir su camino hacia el misterioso país del más allá. Al final, lejos de su hogar, exiliado de su Amor, partió hacia el Sagrado Umbral de Bahá'u'lláh.
Era verdaderamente un hombre abnegado y apacible; un hombre de buen carácter, buenos actos y palabras bondadosas. Saludos y alabanza sean sobre él, y la gloria del Todoglorioso. Su tumba, de suave fragancia, está en Damasco.
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