Un día, mientras Mírzá Abu’l-Fadl-i-Gulpáygání estaba de viaje (en esta época de su vida no era Bahá’i), se paró en la acera, mientras esperaba que a su burro le pusiesen las herraduras. Entonces el herrero le preguntó: “Señor, quiero hacerle una pregunta que para mi es muy difícil de entender, y es que no entiendo porque los Imanes Chiíes dicen esto, y estoy seguro de que usted me podrá ayudar”. Mírzá Abu’l-Fadl-i-Gulpáygání asintió, y el herrero dijo “he escuchado que dicen (los imames Chiíes) que cuando la lluvia que cae es una bendición de Dios, y que cada gota de lluvia posee un ángel. ¿Usted ve creíble este hadiz (islámicamente representa los dichos y las acciones del profeta Mahoma relatadas por sus compañeros y compiladas por aquellos sabios que les sucedieron.)?” a lo que Mírzá Abu’l-Fadl-i-Gulpáygání respondió, “si, yo he escuchado este hadiz, es verídico, claro”. Y el herrero prosiguió diciendo “y existe otro hadiz que dice que los perros son sucios, y dice que en las casas en las que haya un perro, los ángeles no entraran, ¿es cierto esto?” a lo que respondió “si, por supuesto, es cierto”. Mientras este herrero colocaba las herraduras, pensativo replicó: “entonces, en las casas en las que haya un perro, no debería llover, sin embargo cuando llueve, la lluvia cae en todos sitios por igual, ¿cómo es esto? ¿Me lo podría explicar?”. Entonces Mírzá Abu’l-Fadl-i-Gulpáygání, tras esta difícil cuestión, que no pudo responder, se enfadó consigo mismo por no poder contestar esta pregunta.
Las personas que se encontraban alrededor de Mírzá Abu’l-Fadl, le dijeron que no se preocupara, que éste hombre era Babí, y había perdido su camino. Esta persona, llamada Ostad Husayn-i- Nalvand, fue la persona que enseñó la Fe a ésta gran perla de la Fe, que más tarde se convirtió en un Apóstol de Bahá’u’lláh, y que Abdu’l-Bahá calificó Abu’l-Fadl, que significa padre de la ciencia.
1 comentarios:
Me encanta esta historia, de cómo un hombre humilde le enseñó la Fe a un hombre sabio pero desprendido de su sabiduría y preparado para aprender en cualquier situación.
Por no hablar de los incalculables servicios que Mirzá Abu'l-Fadl hizo posteriormente...
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