Quddús parte II

Cuando Mulla Husayn arribó de su viaje (El Báb le había dicho que fuese a la presencia de Bahá’u’lláh, y le entregase una Tabla especialmente escrita para Él), y dijo que Bahá’u’lláh había aceptado el mensaje de el Báb. Quddús relata que: “Entonces vi como el rostro de mi amado cambiaba de forma, adoptando una postura de tranquilidad, esperanza, y felicidad”.

Entonces el Báb le dijo a Quddús que irían de peregrinaje los dos juntos, junto a su sirviente, un hombre etíope. Uniéndose a una caravana musulmana que iba a la Meca para ser Hájís, (Hájí es toda aquella persona que va de peregrinaje a la Meca, dando las respectivas vueltas al Qiblih) salieron de Shiraz, y pasaron por Bushir, sitio en el que el tío de el Báb poseía un gran comercio, y desde el puerto de dicha ciudad, se montaron sobre un bote, partiendo hacia la Meca. Este viaje duró dos meses, viaje en que todos enfermaron, pero ni el Báb ni Quddus dieron importancia a tal cosa, ni prestaron atención a las malas condiciones del clima, y así como el Báb revelaba, Quddus tomaba nota.

Una vez llegaron a Irak, el Báb se vistió con los ropajes dignos del peregrinaje (sabrán que todo aquel que marcha de peregrinaje debe llevar ciertos ropajes), y montándose en un camello, prosiguieron su viaje. Y por más que el propio Báb rogó a Quddús que se montara sobre otro camello, este se negó, diciendo que él prefería tomar las riendas de Su camello, y guiarle por todo el trayecto.

Tras arribar a la Meca, el Báb le encomendó a Quddús un trabajo muy importante. Éste debía entregar una carta muy importante al Sheriff de la Meca. En esta carta, el Báb le decía al Sheriff que Él era el mensajero de Dios para ésta época, y le invitaba a que aceptase su Fe. Quddús hizo llegar tal mensaje a su destinatario, pero éste dijo no tener tiempo para leerla la carta, y dijo que después la leería. Varios días más tarde Quddús fue a ver si éste había recibido su mensaje, pero otra vez el Sheriff dijo que estaba muy ocupado y no había tenido tiempo de leerla.

El Báb y Quddús, partieron hacia Medina, y partieron de nuevo hacia Bushir. Este peregrinaje tardó nueve meses, y todo este tiempo, Quddús permaneció a Su lado. Cuando arribaron a Bushir, el Báb llamó a Quddús, y le dijo “Tu viaje junto a mí ha finalizado, y la hora de nuestra separación ha llegado. Nuestro próximo encuentro será ya en la otra vida. El destino te llevará a sufrir muchas penalidades y un mar de dificultades caerá sobre ti, incluso yo caeré en ese mar, pero sé feliz porque tú llevarás el estandarte del ejército de Dios, y serás martirizado. En un futuro, sufrirás mucho por estas calles de Shiraz, pero permanecerás con vida, porque el ejército de Dios te ayudará, y tu valentía llegará a oídos de toda la humanidad”.

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